domingo, 29 de marzo de 2015

La participación y la Orientación,



 Bases para la  Educación Comunitaria de  los Actores Sociales en  las  Comunidades.[1]


Resumen

El proceso de educación comunitaria resulta significativo para el auto perfeccionamiento  en las comunidades, desde este fundamento investigar cómo los actores sociales se dinamizan en aras de lograr este propósito es una necesidad. Esta visión implica la articulación de lo participativo y lo orientador en el proceso  educativo, repercute en una actuación cada vez más independiente, activa y reflexiva de los comunitarios en el proceso de satisfacción de sus principales necesidades, la solución de problemas y en la consolidación de su esfera motivacional. Resulta entonces importante, cómo articular lo participativo y orientador, de modo tal que de estas relaciones emerja un movimiento como expresión de interiorización y concientización de modos de actuación que posibilite hacer, convivir y crear en un contexto determinado.
Palabras claves. Educación comunitaria, participación,
 Orientación  comunitaria

Abstract

The community education process is significant for self-improvement in communities, from this foundation to investigate how social actors are invigorated in order to achieve this purpose is a necessity.
This vision involves the articulation of participatory and counselor in the educational process in a performance impact increasingly independent, active and reflective of the community in the process of satisfying primary needs, solving problems and in building their motivational sphere. It is therefore important, how to articulate what guiding participatory, so that these relationships emerge a movement as an expression of internalization and awareness of modes of action that enables do, live and create in a given context.

Keywords:  Community education, participation, community orientation
Introducción

Los cambios sociales, económicos y políticos del mundo actual, exigen un desarrollo participativo donde los individuos se inserten de una manera creadora y activa en la transformación de su medio. El creciente valor de las ideas como arma de lucha por conquistar la soberanía e identidad de los pueblos exige una visión local del proceso de desarrollo humano en las comunidades y visto desde un posicionamiento endógeno.
De esta manera, la Orientación  comunitaria  prepara a los grupos de personas dentro de la comunidad para participar en el control y transformación de su cotidianidad, en ser protagonistas de sus decisiones sobre políticas y estrategias que conduzcan las acciones culturales, posibilita el no ser sólo consumidores de bienes y servicios, además promueve la creatividad colectiva y la promoción de la participación ciudadana.
Así las relaciones pertinentes entre lo orientador y participativo promueve un proceso formativo en la comunidad que trasciende hacia lo educativo que implica un comportamiento social activo y positivo que desde posiciones endógenas despliega según Gómez Labrada. AR, (2006) ” Zonas de contactos internacionales de potencialidades comunitarias, ZOCIPC”[2] Este movimiento va cualificando conocimientos, valores, sentimientos, motivos y conformando las pautas culturales como parte de las configuraciones que adoptan criterios racionales o no, acerca del conocimiento de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento en un contexto, espacio y tiempo determinados.
Las zonas de contactos se producen entre los propios actores sociales, a su vez se identifican con las relaciones y nexos en la diversidad y la necesaria colaboración-coordinación–decisión, como premisa fundamental para el desarrollo de las comunidades. De esta manera, las relaciones entre los actores sociales con la dinámica de  lo orientador y  participativo trasciende hacia lo educativo como expresión y síntesis en una promoción social  educativa en la comunidad.



Desarrollo

El aprendizaje no solo se adquiere en el aula, el hombre aprende en todos los momentos de su vida; en compañía de sus semejantes emprende acciones para trasformar su entorno. Al avanzar en este proceso dialéctico se transforma y transforma todo; si asume una visión holística – sistémica; al cambiar su percepción como consumidor, también se transformará en el ámbito familiar, en el educativo, en el laboral, intercambiado con las diferentes organizaciones formales e informales. El marco referencial de cada una de ellas, le permitirá reflexionar y aprender de escenarios distintos que enriquecen lo cotidiano.
En la medida en que el individuo enriquece lo cotidiano, se percata de la importancia de llevar a cabo acciones que mejoren su entorno, se ve en la pertinencia de asentarlo en los documentos que van a regir su actuar. He aquí un aspecto que está relacionado con el marco legal y la participación social; los expertos en leyes son un factor importante para que una sociedad cuente con normas actualizadas y modernas, pero una sociedad que esté activa, viva, que proponga, presione y exija a los demás y así mismo, es determinante para contar con normas justas, actuales y equitativas para una convivencia pacífica y armónica.

Fundamentos Teóricos de la participación

Perfeccionar la vida en  sociedad requiere de tratar la participación social como una importante necesidad humana, representando el camino para satisfacer el deseo de pertenecer y ser reconocido, de autoafirmarse y realizarse, de ofrecer, recibir afecto ayuda y de crear; implica aceptar también que la participación es un derecho humano donde los actores sociales; los sujetos que viven en una determinada comunidad, según sus características sus conocimientos, habilidades y el desarrollo de su personalidad, así será las formas y vías de interacción y el aporte  a la vida comunitaria.
Lo anterior justifica el planteamiento de que investigadores desde diferentes ciencias traten el tema: Marchioni. M,  Ander Egg. E, y desde Cuba, Linares Fleites. C, Díaz Bordenave. R, Macías Reyes. R, González Mastrapa. E, Gómez Labrada. AR, D´ Ángelo Hernández. O, entre otros. Autores quienes tienen como punto de contacto que la participación es un proceso que, sea cual sea el origen y formas de participar, los integrantes de las comunidades necesitan concientizar la necesidad de su identificación en ella y el rol protagónico de los actores sociales en la satisfacción de sus problemas y necesidades.

Marchioni. M (2001:23-24), se refirió a algunos presupuestos metodológicos de la participación:

“la participación no puede existir sin toma de conciencia: puede participar solamente quien es consciente de la necesidad de su participación..”

Se aprecia esta necesidad sabiendo que si no participa (él y otros) no se podrán modificar las cosas. Y naturalmente aquellas cosas que se piensa modificar ya que así como están, no están bien. Agrega, la gente puede y debe participar para cambiar algo: teóricamente para mejorarlo.

“No se puede pedir participación de la gente en algo que ya está hecho.”

El elemento de la participación modifica la calidad de las cosas por las cuales se ha participado. Y este algo que queremos cambiar no puede estar decidido ya de antemano, porque así llamaríamos a la gente no a participar, sino a convencerse de algo que nosotros ya hemos decidido que es el bien para ellos.” Continúa: “participación, toma de conciencia y cambio son tres elementos indisolubles. No se puede conseguir el primero sin querer coherentemente los otros; es aquí donde fallan muy a menudo los programas y las declaraciones. [3]Este autor aborda elementos fundamentales a tener en cuenta en la participación, deja claro que sea cual sea el origen y formas de participar los integrantes de las comunidades deben tener concientizado la necesidad de participación. Según Ander-Egg (1999:43), existen tres condiciones básicas para la participación:

Proporcionar instrumentos para la participación a fin de que la gente sepa cómo participar y realizar las actividades que supone esa participación. Y llegado el caso, desempeñar funciones de gestión y dirección. Para ello hay que saber aplicar técnicas grupales, planificar actividades, organizar el trabajo, administrar organizaciones. Institucionalización de los mecanismos de participación, vale decir, que no dependan sólo de la buena voluntad y al mismo tiempo que no se burocraticen.
Que se aporten elementos de información para saber de qué se trata, qué es lo que pasó, añadir elementos de reflexión teóricos para dar significación a la participación en cuanto a lo que hace a su intencionalidad. [4]

Fernando de la Riva en Gestión Participativa de las Asociaciones (1994:33) expone:

“Participar es tener o tomar parte, intervenir, implicarse… supone, en consecuencia, que la “presencia” es activa, comprometiendo a la persona, en mayor o menor medida… No es un fin en sí, algo que se explica y justifica por sí misma, sino un medio.

Nos parece acertada la definición planteada por Rafaela Macías, (2010: 4), cuando expresó que la participación es un proceso activo encaminado a transformar las relaciones de poder y tiene intención estratégica de incrementar y redistribuir las oportunidades de los actores sociales de tomar parte de los procesos de toma de decisiones. El proceso abordado no es un estado que se alcanza por convocatoria, ni por voluntad de quienes quieren promoverlos. Nace de la necesidad individual y colectiva y lleva implícita todo un conjunto de procesos políticos, sociales y psicológicos en tanto está protagonizado por el hombre y las estructuras y espacios sociales donde se concretan.[5]

En esta definición, se incluye el componente psicológico por lo que se evidencia que para la necesaria participación en la transformación y enriquecimiento de una determinada situación en la comunidad es necesario además de lo cognitivo, la presencia de lo afectivo, materializado en las necesidades, motivos, intereses, intenciones que estando latentes conducen a la participación como proceso social que genera un cambio.

El colectivo de investigadores del Centro para el Desarrollo Comunitario de la Universidad de Villa Clara (2003: 67), plantea:

 “Para nosotros la participación constituye una acción humana, necesaria y encaminada a fines concretos, influyente, multidimensional, que expresa una relación social democrática y permite aprendizajes de actitudes y de vínculos”.[6]

De este concepto los autores se refirieron a algunos supuestos o principios de la participación:

·        La participación no es algo que se conceda.
·        No se participa en abstracto, sino en algo y para algo.
·        La participación deja huellas, no es vacía ni carente de sentido.
·        Se da en cualquier esfera de la vida social.
·        Transcurre en una relación de horizontalidad y no de verticalismo.
·        Hay que pensar y concebir la participación y promoverla en términos de proceso. Un proceso de construcción social en el que se facilitan aprendizajes.
Los autores mencionados y otros como: Freire Paulo (1982), Núñez C. (2000) González, N (2000), Linares C. (2004) y Fernández A. (2004) tienen puntos de contactos en la construcción del concepto participación, entre los que se encuentran:
·        Es un derecho humano.
·        Necesaria interacción y comunicación grupal.
·        Relaciones con situaciones reales de la praxis, su proceso constructivo y educativo.
·        Se aprender a participar participando.
·        Unidad de aspectos cognoscitivos y afectivos.

Según Gómez Labrada (2006), se deduce que la participación es un proceso social donde se fundamenta una profunda interacción socio-psicológica entre los miembros de la comunidad, con un sentido de autorreflexión y análisis de la vida cotidiana, con lo que permite, desde esta axiología, un enriquecimiento de sus propias actuaciones.

Entonces, ¿cómo educar y orientar la participación?
La Educación comunitaria  y sus implicaciones en el proceso de participación.

La educación comunitaria, por su objetividad y su carácter consciente, es un proceso que incide en el mundo interno, en la subjetividad de los actores sociales, que supone tener presente las múltiples relaciones recíprocas y los cambios que se producen entre los amplios procesos sociales de educación en la propia comunidad.
Este proceso está constituido por factores esenciales, entre los cuales existen relaciones características bajo las condiciones de la vida cotidiana y la identidad en la propia comunidad y las particularidades de las relaciones entre los agentes que actúan como facilitadores del proceso educativo, en estas relaciones es significativo una comunicación dialógica, compartiendo saberes, donde la comunidad desempeñe un rol activo de autogestión e iniciativa, en la solución de los problemas y satisfacción de necesidades. “Se trata de concebir la educación como la tarea creadora que la comunidad asume de conocer su realidad con sentido crítico y transformarla. En esta tarea cada persona debe tener la posibilidad de no ser testigo o espectador, sino la de ser sujeto generador de iniciativas” (V. Mújica, 1988:18).
Cuando de educación comunitaria se trata es importante tener presente que es un proceso de interacción entre los más diversas influencias educativas y el sujeto que se está educando. El proceso de educación comunitaria es un factor estratégico determinante para el desarrollo social que cobra vida en la acción diaria de los actores en la comunidad y su protagonismo, es un espacio abierto y compartido para dichos actores que en una perspectiva de desarrollo, unos actúan como decisores en todo el proceso inter-activo y educativo.

Se destaca lo planteado por Clara Suárez (2004:22) cuando expresó “El reconocimiento del proceso educativo comunitario como un proceso social, enfatiza ante todo en las relaciones interpersonales que se establecen entre individuos en diferentes sistemas comunicativos y en este proceso el individuo puede revelar los valores que aportan los conocimientos”. [7]

Son postulados importantes los aportes de Paulo Freire (1973: 6-7), relacionados con la concientización: “La comprensión del proceso de concientización y su práctica se encuentra, por lo tanto, vinculada directamente con la comprensión que tengamos de la conciencia en sus relaciones con el mundo”. [8]Enfatiza cómo el conocimiento de la realidad es indispensable para el desarrollo de la conciencia y para el aumento de dicho conocimiento. En tal sentido argumenta:

 “El acto de conocer que, si es auténtico, exige siempre el desvelamiento de su objeto, no se da en la dicotomía entre objetividad y subjetividad, acción y reflexión, práctica y teoría”. (Freire, 1982:6).

Freire visualiza la dialéctica entre conocimiento de la realidad y transformación de esa realidad y la necesidad del ciclo gnoseológico como totalidad sin dicotomizar la fase de la adquisición del conocimiento y la del descubrimiento del nuevo conocimiento.

El proceso educativo está siempre presente en el trabajo en la comunidad, cualquiera  que sean y de donde vengan las influencias, se da un determinado grado de concientización. Freire planteó:

En la medida en que el hombre, integrándose en las condiciones de su contexto de vida, reflexiona sobre ella y aporta respuestas a los desafíos que plantea, crea cultura y se integra activamente en su propio proceso de cambio (…) a partir de las relaciones que establece con el mundo, el hombre creando y recreando, decidiendo, dinamiza este mundo. Le añade algo de lo cual es autor” (Freire, 1989: 45).[9]

En el proceso formativo no basta con que reciban una información y los actores sociales logren aprendérsela, es necesario que el contenido se personalice y se interiorice para que pueda ser traducido en comportamiento social activo. Paulo Freire llamó concientización a este proceso el cual hace que uno trascienda la esfera espontánea de la aprehensión de la realidad a una esfera crítica en la cual la realidad se da como objeto cognoscible y en la que el hombre asume una posición epistemológica, de ahí que la educación comunitaria tiene también como función concientizadora enseñar a los grupos, familias, organizaciones, organismos a organizarse, descubrir y actuar desde sus realidades, elaborar estrategias y producir el cambio; para ello es necesario un método que promueva esta acción-reflexión en la comunidad.

Al problematizar la educación y la calidad, Freire (1982) reflexiona en tres vertientes: Educación para la calidad, calidad de la educación y educación y calidad de vida; lo anterior se fundamenta en la premisa de que no puede existir una práctica educativa neutra no comprometida, apolítica.

En el curso general de la actividad del hombre en la comunidad, su vida la constituyen actividades específicas que desde el punto de vista psicológico se distinguen por el aspecto más importante que caracteriza la motivación como proceso de orden superior. Se estudia por diferentes investigadores marxistas y no marxistas, entre los marxistas Vigostky, Rubinstein, Bozhovich, González Rey definen como aspecto común que si no está presente la motivación en el sujeto no transcurre la actividad. González Rey expresó:


“En la motivación superior humana la existencia de un motivo no implica necesariamente su expresión efectiva en la regulación de la conducta como ocurre en la esferas de las necesidades primarias por lo cual la finalidad del estudio de la motivación humana no puede ser la simple determinación y descripción de los motivos de la personalidad, sino el conocimiento de las regularidades que implica su expresión efectiva, así como del potencial movilizador que tiene los distintos motivos para expresarse en forma de conducta conscientemente orientada por el sujeto (2005: 24).[10]

Este planteamiento infiere que para la realización de una determinada actividad por el sujeto los motivos que impulsan deben tener como características distintivas la integración en subsistemas conscientes de regulación entre los que se señalan la autovaloración, ideales, intenciones, en dependencia del grado de configuración y significación, así será la calidad y formas de manifestaciones de la conducta, cuestiones a tener en cuenta en el proceso formativo y educativo en la comunidad.

El estudio de la educación en el ámbito comunitario como un proceso organizado y dirigido tiene un sentido educativo al estar orientado a fomentar el autodesarrollo desde las realidades y vivencias de los propios comunitarios.
De ahí que en relación con el proceso de educación comunitaria, es significativo tener en cuenta  a partir de la sistematización y la experiencia investigativa de los autores, plantear que en las relaciones entre la participación y la Orientación  como ejes temáticos para el desarrollo de competencias humanas en los actores sociales de las comunidades, se debe tener presente los principios y objetivos del proceso de educación comunitaria: Gómez Labrada (2006: 46-47)


Principio de la Contextualización. Se requiere tener como punto de llegada y partida para el accionar en la comunidad, las peculiaridades del contexto sociocultural y educativo con sus valores, identidad, cultura y vida cotidiana.

Principio del carácter perspectivo del desarrollo social comunitario. Es importante tener en cuenta no sólo las necesidades y problemas de los procesos complejos actuales, sino también las perspectivas del desarrollo social, la autoeducación de los comunitarios y su visión futura.

Principio del carácter sistémico y orden lógico desde la diversidad social: La educación comunitaria logra sus objetivos si se tiene en cuenta la diversidad de influencias sociales y el orden sistémico e integrado de las acciones individuales y colectivas mediadas por una comunicación dialogada en la propia comunidad”[11]


Se tiene  en cuenta los conocimientos, hábitos, habilidades, necesidades problemas, la vida cotidiana y la cultura de los actores sociales. Sobre esta base aumentará paulatinamente la complejidad del contenido y las influencias pedagógicas por lo que es significativo el diseño de estrategias y programas que se fundamenten en esta lógica.
El proceso de educación supone la influencia consciente y dirigida hacia un objetivo: Fomentar y desarrollar en los comunitarios un comportamiento social activo como resultado de un sistema de influencias formativas que contenga las exigencias necesarias de la sociedad y las propias realidades de la comunidad.
Desde esta perspectiva, en el proceso de educación comunitaria se manifiesta  el trabajo simultáneo con vista a fomentar la conciencia de los comunitarios, desarrollar sus sentimientos, hábitos y un aprendizaje social significativo. Para esto es necesario una influencia sistémica y planificada sobre la esfera intelectual, sobre su conciencia, la esfera emocional (emociones y sentimientos) y la esfera volitiva (sus acciones y conductas). Si desaparece uno sólo de estos componentes, el proceso de educación no logra sus objetivos, por eso uno de los requisitos que se plantea en el proceso es la integralidad de las influencias sobre el sujeto, la influencia simultánea sobre la conciencia, los sentimientos, conocimientos y conducta.

Qué rol desempeña la Orientación  en el proceso de participación y sus implicaciones en las competencias de los actores sociales para la acción transformadora.

En América Latina son significativos los aportes teóricos y prácticos realizada por algunos investigadores, entre ellos es significativo lo planteado por González J (2008:27) “Es necesario redimensionar la praxis de la Orientación  y vincularla a la propia realidad sociocultural a través de la aceptación de las diferentes etnias que coexisten en los países que conforman América Latina”.[12]

Desde esta visión la articulación de lo instructivo, lo educativo y lo orientador en el proceso  educativo, repercute en una actuación cada vez más independiente, activa y reflexiva del ciudadano en el proceso de satisfacción de sus principales necesidades e intereses y en la consolidación de su esfera motivacional. La finalidad esencial del proceso educativo en la comunidad es la formación integral cultural del comunitario.

En la medida en que el sujeto social se expresa en la comunidad con determinadas características, su cultura e identidad y su enraizamiento, la propia práctica genera un cambio con un nivel de creación, un desarrollo como un proceso integral que incluye dimensiones culturales, éticas, políticas, sociales, económicas y medio ambientales, con una interrelación inherente a este propio fenómeno.

La Orientación  comunitaria
por su objetividad y su carácter consciente
es un proceso que incide en el mundo interno
en la subjetividad de los actores sociales
que supone tener presente las múltiples relaciones recíprocas
los cambios que se producen entre los amplios procesos sociales
de educación en la propia comunidad.


Según Gómez Labrada (2009), los actores sociales, sujetos de su propio aprendizaje y formación, no se dinamizan, al menos de una forma eficiente por una exigencia social externa; sucede cuando esa exigencia se convierte en una necesidad propia, endógena, de ahí que la contradicción real y efectiva empieza a concretarse a partir de las necesidades, aspiraciones y objetivos y los métodos, técnicas y medios de los cuales se dispone.
De esta manera, la Orientación  educativa promueve la calidad y efectividad de la participación de los actores sociales en la búsqueda de posibles alternativas de respuestas  a las contradicciones y conflictos que enfrentan, de aquí que ésta tenga un carácter de esencia en todo el proceso educativo. El comunitario  al participar de forma activa en el aprendizaje, se representa la realidad de forma personalizada, en un proceso reflexivo que le permite enfrentar los conflictos y tomar decisiones que contribuyan a su crecimiento personal.

En las relaciones de estos procesos la cosmovisión asumida es una concepción dialéctica materialista e histórico cultural; entiende a la naturaleza, al ser humano y a la sociedad en interacción y desarrollo comunitario, donde lo natural, lo biológico, material, psicológico y social, se encuentran en una relación dialéctica condicionante-condicionada, en la que los sujetos, a partir de su actuación, transforman el mundo externo y en esta medida a sí mismos.

Al ser los comunitarios seres esencialmente sociales, no hay nada en ellos en cuanto a su esencia humana y la subjetividad que no sea producido de las relaciones sociales. En tal sentido Vigostky plantea que “la naturaleza psicológica del hombre constituye un conjunto de relaciones sociales, trasladadas al interior y que se han convertido en funciones de la personalidad y en formas de sus estructuras” (Talízina, 1988:63).[13]

Como referentes teóricos particulares y desde lo Histórico Cultural se asumen postulados de la Teoría de las Representaciones Sociales de Serge Moscovici, que en su esencia se entiende como el producto y el proceso de construcción mental de lo real. Constituyen sistemas cognitivos con una lógica y lenguaje propios.

Se distinguen como características:

·        La representación se produce siempre en relación con un objeto: es un acto de pensamiento por medio del cual se vincula con un objeto, es el representante mental del objeto.

·        Implican siempre lo social: las imágenes o representaciones que el sujeto tiene del mundo social no son imágenes individuales, sino compartidas por los integrantes de un grupo. Lo social se introduce a través de la comunicación entre los actores sociales, a través del marco de referencia determinado culturalmente, a través de los valores e ideologías de las posiciones sociales específicas, expresado la pertenencia social del sujeto.



·        Las representaciones son vistas a través del contexto en que se sitúan los individuos, a través de la comunicación que se dé entre ellos, a través del marco de referencia determinado culturalmente (Moscovici, M., 1988:53).

Esta teoría unida a la de Identidad Social de Tajfel (1987), a los postulados de Freire sobre concientización y acción social, la de Enrique Pichón sobre vida cotidiana y grupo operativo, ofrecen postulados cuya fuerza radica en su habilidad para situar al ser humano, a los comunitarios, como sujetos que interactúan en un determinado contexto socio- educativo, en el cual se promueve la educación comunitaria y se manifiesta la relación entre los procesos de participación y Orientación  comunitaria  que sintetiza la promoción social, por lo que el proceso de educación comunitaria encierra la relación entre la acción educativa comunitaria (proyecto social, exigencias sociales) y la acción educativa grupal (exigencias sociales particulares de organismos, organizaciones, familia), que dinamizan el proceso de construcción de la identidad cultural comunitaria (Fig.1 ).

Se plantea el proceso de educación comunitaria como la interacción entre las más diversas influencias educativas donde se comparten saberes en espacio abierto con una perspectiva de autoeducación y autodesarrollo de los comunitarios, al mismo tiempo revela los valores, la cultura, la identidad y las relaciones entre prevención social, procesos correctivos sociales y sintetiza la promoción social.














Promoción
 social educativa
 Orientación
 Educativa
Correctivos sociales
Educación
comunitaria
Contexto  Socio-educativo  
Proceso de
participación






















Fig.1. Representación de las relaciones en el accionar en el contexto educativo comunitario.

Conclusiones

El estudio epistemológico y las investigaciones realizadas permitieron determinar que la Educación Comunitaria es un proceso que está constituido por factores esenciales, donde la participación y la Orientación, actúan de forma interconectada hacia el logro del autodesarrollo.

Las relaciones entre la participación y la Orientación  como fundamento de la Educación Comunitaria  se sustentan en un enfoque dialéctico, consciente y humanista, en el cual se determinan sus propias relaciones, desde un contexto socio-educativo comunitario  y su expresión en la promoción social.
Los actores sociales en las comunidades potencian sus relaciones y acciones transformadoras si en el núcleo de las mismas emerge un proceso continuo, sistemático y gradual de Orientación -participación.



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[1] Dra.C Aida Rosa Gómez Labrada.
Universidad de Las Tunas, Cuba
Cesar León Aguirre.
Universidad Nacional de Loja, Ecuador
Ms.C Dulce María Rodríguez Abreu
Universidad de Las Tunas, Cuba
Ms.C. Yonayka Licea Suarez
Universidad de Las Tunas, Cuba.



[2] Gómez Labrada Aida Rosa.(2006). Modelo para el proceso de Educación Comunitaria, tesis en opción al Título de Doctora en Ciencias Pedagógicas, Universidad de Oriente, Cuba 2006, pág. 45 
[3] Marchioni. M. (2001) Organización y desarrollo de la comunidad. Tenerife:  Fuente ventura
[4] Ander-Egg, E. (1999).  Metodología y práctica del desarrollo de la comunidad. Buenos  Aires:  Humanitas
[5] Macías Reyes, R.(2010). Memoria histórica y los estudios culturales de comunidades, Material de la Maestría en Desarrollo Cultural Comunitario, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba,
[6] Colectivo de Autores.(2003).” El Proyecto Social Cubano: desafíos actuales”. (Material impreso). Universidad Central de Las Villas.
[7] Suárez Rodríguez, C.(2004). El desarrollo cultural en la comunidad, Centro de Estudios de Didáctica de la Educación Superior “Manuel F. Gran”: Santiago de Cuba
[8] Freire, Paulo. (1982). Educación como Práctica de Libertad, Paz y Tierra. São Paulo, Brasil.
[9] Freire, P. (1989). Conversando con Educadores. Montevideo: Roca viva
[10] González Rey, F (2005). Comunicación, Personalidad y Desarrollo. . La Habana: Pueblo y Educación.
[11] Gómez Labrada A.R. Modelo para el proceso de Educación Comunitaria. Tesis en opción del título de Doctora en Ciencias Pedagógicas. Universidad de Oriente: Cuba
[12] González Bello. J. (2008) “La Orientación profesional en América Latina. Fortalezas, Debilidades, Amenazas y Oportunidades”. En: Revista Mexicana de Orientación Educativa, Número 13
[13] Talízina, N. (1988). Psicología de la enseñanza. Moscú: Progreso

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